Los derechos de los homosexuales en América Latina y el socialismo del siglo XXI
Por Carlos Malamud /22 de octubre de 2008
(Infolatam) En las últimas semanas hemos asistido, en dos lugares distintos de América Latina, a sendos ataques homófobos. Lo más preocupante de tales hechos es que se han originado en partidos políticos o movimientos autoproclamados de izquierda. A esto hay que agregar que en uno de los casos, en Nicaragua, el Frente Sandinista se presenta como un claro defensor del llamado "socialismo del siglo XXI". En ambos ejemplos, Brasil y Nicaragua, el trasfondo electoral es evidente, dada la proximidad de los comicios municipales, unos comicios, que por distintos motivos, han adquirido un perfil de contienda nacional y en el que se juega el prestigio de los mandatarios.
Es justo señalar que la homofobia no es patrimonio de la izquierda, ni mucho menos. Lo preocupante es que quienes se atribuyen de forma monopólica la defensa de los derechos humanos cometan estas torpezas. También son cuestionables algunas de las reacciones frente a los hechos, comenzando por la del propio presidente Lula. Precisamente el PT debería tener una postura mucho más clara y contundente en esta materia, ya que del Frente Sandinista, a la vista de su reciente deriva somocista, religiosa y autoritaria (ver "Nicaragua: la deriva somocista de Daniel Ortega") poco cabe esperar. Tampoco las campañas de desprestigio personal son patrimonio de la izquierda. La campaña de John McCain, en Estados Unidos, tiene algunos ingredientes fuertemente confrontativos.
En los casos comentados los hechos son claros y contundentes y buscan la respuesta evidente en sociedades tan machistas como las latinoamericanas. En Managua, en una reciente manifestación sandinista de apoyo a Daniel Ortega, embarcado en una violenta campaña contra diversas ONG, como CINCO de Carlos Fernando Chamorro, se ha producido uno de los dos acontecimientos señalados. Los manifestantes portaban distintas pancartas. Una de ellas, con el rostro de Chamorro, incluía las leyendas "soy corrupto" y "soy gay", en un claro intento de deslegitimación de los atributos personales del "acusado".
El otro tuvo lugar en Sao Paulo, Brasil, durante la segunda vuelta den las elecciones municipales. En ella se enfrentan Marta Suplicy, candidata del PT, el partido del presidente Lula, y Gilberto Kassab, el actual alcalde y representante del derechista DEM (Demócratas). En una cuña de publicidad del PT se interrogaba al público si "¿Sabe quién es Kassab?, ¿sabe de dónde vino, cuál es la historia de su partido?, ¿sabe si él es casado o tiene hijos?". El trasfondo de la última pregunta, dirigida específicamente a los atributos personales y sexuales del candidato, no deja lugar a dudas sobre sus implicaciones.
Es probable que la candidata no supiera el contenido de la propaganda que quiere apoyarla. Pero eso no obsta para que su respuesta y su descalificación a lo dicho hubieran sido absolutas. Pero eso no ocurrió. Es más, luego intervino el propio Lula que salió en defensa de Suplicy y en un ataque contundente contra la oposición dijo que iba a crear el "día de la hipocresía". También señaló que "esta mujer ha sido víctima de un prejuicio rabioso y rencoroso en la ciudad de Sao Paulo... intentando pasar la idea de que ella tiene prejuicios contra la homosexualidad. Cuando todos nosotros teníamos prejuicios, ella estaba en la televisión defendiendo a las minorías...Ahora es ella la acusada de prejuiciosa".
No se discute el pasado de Marta Suplicy, que en más de una oportunidad tuvo actitudes valientes en defensa de los derechos de los homosexuales, sino el silencio en torno a estas actitudes machistas. Pasa con los derechos de los homosexuales lo mismo que ocurre con la democracia. A la hora de defender las reglas y las libertades son muchos los que miran para otro lado pensando en la rentabilidad inmediata y no en los principios. En este sentido la comprensión de Lula con el mejor presidente que nunca tuvo Venezuela es comparable con su silencio en torno al fondo del anuncio contra Kassab.
Fuente: Infolatam
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