Entre mutantes, copetes y lagartos
* ¿Y tú? ¿Ya elegiste a tu gallina?
Por: Paul Ibarra
“¿Han oído hablar por la tele de esos peligrosos mutantes? Pues yo soy el peor" y no, no domino el metal, no leo la mente ni lanzo fuego por los ojos. Soy maricón, y de las obvias, los sábados caso chacales y entre semana mayates. Pero he tomado una decisión: este 2 de julio, acudiré a la casilla de mi colonia a ejercer mi derecho al voto, porque aunque no soy diferente si soy mujer aunque sea demente. Y no, no estoy loca, no, pero creo que eso de elegir a una persona para ser líder de un pueblo debería ser cosa seria. Pero al parecer en este país es sólo un circo.
Luego del segundo debate presidencial, miles de dudas llegan a mi mente retorcida. En primer lugar, soy un disidente de sistema, tengo una ideología con base izquierdista pero no tengo simpatía por ningún partido político. Son abiertamente gay, femenino, activista, escritor, periodista, ciudadano pero antes que nada, soy un ser humano. Sinceramente ninguna de las propuestas me convence pero en el actual contexto no creo que anular mi voto me convenga ni a mí, ni al colectivo Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transexual, Transgénero e Intersexual (LGBTTTI) ni a ninguna persona que no pertenezca a la oligarquía heterosexual dominante. No elegiría ningún color, en ninguno me siento del todo bien. Mi colectivo, el LGBTTTI, no está contemplado por dentro del sistema hegemónico. Afirmo que los poderes fácticos (grupos de la elite heterosexual) son quienes toman las decisiones dentro de este país que hasta hace poco se mostraba indiferente.
Dentro de los y las tomadoras de decisión, hay mucho gay de closet, ¿Por qué? Muy simple. Las prácticas homoeróticas han sido parte de la cotidianidad, clandestina por supuesto, dentro de una sociedad represora ante las expresiones de la sexualidad humana. Es decir, las relaciones sexuales entre hombres y las relaciones lésbicas, así como las bisexuales pertenecen a la historia no oficial.
Una investigación periodística reveló las prácticas homoeróticas del candidato por la coalición PRI-PVEM, dicha investigación señala cómo en profesor Agustín Estrada Negrete, fue sujeto de la homofobia que el closet que mantiene las relaciones homosexuales dentro de la clase política del país en el lugar más oscuro de las oficinas de gobierno. No es cosa del otro mundo, conozco cientos de funcionarios abiertamente gays, otros tantos closeteros, muchas más lesbianas y bisexuales, pero a mujeres y hombres transexuales y/o transgénero es casi imposible observar en un cargo público. Así como quisiera ver muchas más mujeres presidentas municipales, secretarias de gobierno, gobernadoras, también quisiera ver mujeres y hombres transexuales. El primer paso ya está dado, Gloria Hazel Devenpont, una mujer transexual, ostentó un cargo público de alto nivel en el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA. Además, actualmente la abogada Diana Marroquín Bayardo busca convertirse en la primera diputada federal al ser candidata por el Movimiento Progresista al VI distrito de Tulancingo en el estado de Hidalgo. Su elección sin duda sentaría un precedente en el empoderamiento de la población trans.
“Enrique Peña Nieto va a ganar las elecciones, eso no lo decides tu ni yo, Que más da si votas por el Peje… Ya todo está arreglado”, me dijo un militante priísta al preguntarle su opinión respecto a las próximas elecciones. Enrique Peña Nieto es un hombre conservador, el mismo lo declaró, por lo que su postura ante las LGBTTTI es de rechazo. Aunque su discurso político de unión no permita expresarlo de manera directa. Que decir de Josefina Vázquez Mota, quien sólo velará por la familia tradicional. El caso de Quadri es extraño. Lo vemos como un hipster de media monta, como un títere de la maestra Gordillo, quien busca mantener el registro de su partido, por lo que el decirse gay friendly o darketo, punketo o emo no importaría. Si nos referimos al candidato de izquierda podríamos señalar que su afinidad ante la gaycidad no es amplia, su línea política observa un interés por incluir a las LGBTTTI. Yo sólo le refutaría una cosa a López Obrador, los derechos de las personas no se pueden someter a la democracia, o a la elección popular, esas son per se dentro de una colectividad humana. por lo que el someterlas a plebiscito es un error. Pero no eso es algo que un taller de sensibilización ante la diversidad sexual y derechos humanos no pueda modificar.
Mi voto será por la izquierda, pero no estará mediada por un color o un grupo partidista, sino por una afinidad personal con un sujeto que me parece cercano. Pero temo que mi voto pueda ser corrompido. El Instituto Federal Electoral (IFE) ha perdido mi confianza. Lo percibo cínico, desintegrado. “No somos tendenciosos” pero somos ambiciosos pareciera su eslogan de campaña.
Convoco al lector, a la lectora, a la juventud, a la LGBTTTI, a convertirnos en vigilantes. Esta elección presidencial es un parteaguas para la revolución social. La brecha se incrementa, la coyuntura ha dejado claro que este es el momento de reinventarnos. Hace días, veía por enésima vez X-MEN II, y Jean Grey al final dice que Es un hecho histórico que la generosidad para compartir el mundo nunca ha sido una caraterística del ser humano, es por eso que estamos tan jodidas, pero la superheroína también dijo que la evolución cada dos mil o tres mil años provoca un enorme salto ¿será este un ejemplo? ¿Será que la LGBTTTI necesita pertenecer al sistema? ¿Será que debemos modificarlo? ¿En realidad lo necesitamos? Las respuestas quedan en el aire. Lo único asertivo que puedo mencionar es que las condiciones actuales mantienen el sistema en caos. “Nosotros no desapareceremos, ahora mueve usted… estaremos vigilando.” (X-MEN 2, Profesor X)
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